¿Tienes síntomas tan diversos como dolor mandibular, colon irritable, fibromialgia, fatiga crónica, histaminosis (alergias, dermatitis…), ansiedad, alteraciones relacionadas con tu ciclo menstrual (síndrome premenstrual, endometriosis, miomas, mastopatía fibroquística), sueño poco profundo, alteraciones de tiroides? ¿Tienes dolor de cabeza cuando tomas un café? ¿Has realizado multitud de tratamientos o abordajes y no encuentras una solución? Quizás estos síntomas tan distintos entre ellos tienen un mismo origen y se puede abordar de una forma distinta…
Si además me cuentas que eres una persona perfeccionista, muy autoexigente, planificadora y con bruxismo (por la noche aprietas los dientes mientras duermes), habría que plantearse si tienes un problema de metilación.
La explicación a estos síntomas puede tener relación con la acumulación de “tóxicos” en tu organismo, como la histamina, los estrógenos o las hormonas de estrés (catecolaminas), sustancias necesarias pero que en exceso pueden provocar alteraciones importantes a diversos niveles.
Una de las vías de eliminación de estos tóxicos por parte de nuestro organismo es la METILACIÓN.
La metilación forma parte de la segunda fase de la detoxificación hepática, cuando los metabolitos tóxicos generados en la primera fase de detoxificación deben ser preparados para su eliminación a través de los distintos emuntorios corporales como la orina o el sudor.
La metilación es un proceso en el que se añade grupos metil (CH3) para inactivar los tóxicos, necesario para regular la activación de genes, detoxificar, fabricar neurotransmisores, hormonas, sintetizar ADN, generación de células inmunes, mielinización… A partir de la metionina (aminoácido) se inicia la metilación de los tóxicos para eliminarlos correctamentea, interviniendo el ciclo de la metionina, el ciclo del folato y el ciclo de la biopterina, por lo que si existen fallos en alguno de estos engranajes puede alterar esta metilación.
Las alteraciones en este proceso de metilación pueden ser debidas a polimorfismos genéticos de la enzima COMT (Catecol-O-MetilTransferasa) y a alteraciones en los ciclos participantes en la metilación (metionina, folato, biopterina) y sus cofactores. Esto nos provocará una metilación más lenta y un acúmulo de las sustancias tóxicas en nuestro organismo, provocando los síntomas explicados.
Algunos de estos cofactores cuya presencia es necesaria en la metilación son elementos tan importantes como el magnesio, las vitaminas B2, B6, B7, B9 (ácido fólico), B12, SAME (S-adenilmetionina).
Además de los síntomas que hacen sospechar una metilación lenta, podemos analizar la homocisteina en sangre (con valores por encima de 10-12 mmol/L), además de los niveles de los cofactores ya comentados, así que será importante la determinación de perfiles de vitaminas y oligoelementos para ayudarnos en el diagnóstico y en el tratamiento.
Pueden ayudarnos mucho para mejorar la metilación aquellos alimentos y nutrientes con presencia de vitaminas B2, B6, B7, B9, B12, magnesio, metionina, inositol… Además será importante controlar el exceso de café y la exposición a tóxicos ambientales (bisfenol, cosméticos…)
- Vitamina B2: cereales integrales, pescado azul, hígado de bacalao, semillas de sésamo, frutos secos
- Vitamina B6: frutos secos, plátano, espárragos, tomate, col, salmón
- Vitamina B7 o Colina y su metabolito Trimetilglicina – TMG (betaina): brócoli, remolacha, lecitina de soja, nueces de brasil, mantequilla de cacahuete, hígado, lechuga, col, coliflor, espinacas, espárragos, yema de huevo, gambas, bacalao, salmón, cereales integrales, legumbres, tofu, plátano, sésamo, lino
- Vitamina B9: hígado, legumbres, remolacha, verduras color verde oscuro, mango, aguacate
- Vitamina B12: pescado, marisco, yema de huevo, carne, legumbres, shiitake, espirulina
- Magnesio: verduras color verde oscuro, cacao, frutos secos, plátano, sandía, higos, cacao, sésamo
- Metionina: proteinas animales, frutos secos
- Inositol: Cerelaes integrales, legumbres