Son incontables ya los años que llevamos escuchando las supuestas bonanzas del insustituible “protector gástrico” conocido también como omeprazol. Desde hace décadas este fármaco, perteneciente a la familia de los inhibidores de la bomba de protones, ha sido y sigue siendo uno de los medicamentos más prescritos y más presentes en las recetas tanto agudas como crónicas, algunas veces de forma indicada y otras simplemente para “proteger” nuestro estómago del potencial peligro gastrolesivo de otros medicamentos, sobretodo junto a la prescripción de antiinflamatorios no esteroideos (AINEs).
Me vienen a la cabeza infinidad de recetas que tratamos a diario en nuestras consultas tanto de ancianos como cada vez más de gente más joven con el omeprazol presente en ellas, arraigado de tal manera que son los propios pacientes los que se niegan a que les sea retirado de la receta porque, “si no tengo el protector de estómago…”
Pero, tras años de estudios, corrientes y contradicciones se nos plantean algunas respuestas que deberíamos responder… ¿realmente es necesaria la toma de omeprazol por estos motivos? ¿Realmente de qué nos “protege” el omeprazol? ¿Se han tenido en cuenta los potenciales efectos nocivos y efectos secundarios de este tipo de fármacos? ¿Puede haber otras soluciones para evitar tomarlo?
Esperamos dar una respuesta que resuelva todas vuestras dudas al respecto.
Mecanismo de acción
El omeprazol es, como hemos dicho previamente, un inhibidor de la bomba de protones (en la célula parietal gástrica) y su acción principal consiste en disminuir la secreción de ácido gástrico de una forma altamente selectiva. Esta inhibición es reversible.
Indicaciones aprobadas
- Tratamiento agudo de la úlcera duodenal y úlcera gástrica benigna, incluyendo pacientes que necesitan tratamiento con antiinflamatorios no esteroideos (AINEs).
- Tratamiento de la úlcera gástrica y úlcera duodenal ambas asociadas a Helicobacter pylori.
- Tratamiento de la esofagitis erosiva por reflujo, de síntomas graves de enfermedad por reflujo no inflamatoria y de síntomas leves que no respondan al tratamiento convencional.
- Tratamiento del síndrome de Zollinger-Ellison y otros síndromes de hipersecreción gástrica.
- Tratamiento profiláctico de la úlcera duodenal, úlcera gástrica benigna o erosiones gastroduodenales inducidas por antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) en pacientes de riesgo (ancianos o con antecedentes de erosiones gastroduodenales).
Efectos secundarios
El omeprazol puede provocar efectos secundarios relacionados a su toma como:
- Algunos de ellos leves como el estreñimiento, nauseas, gases, vómitos o dolor de cabeza.
- Otros más potencialmente importantes como:
- Alteraciones a nivel cardiaco por falta de magnesio.
- Anemia perniciosa por disminución de la absorción de vitamina B12, asociada a una posible demencia a largo plazo…
- Osteoporosis por un mecanismo de compensación del calcio corporal al alterar el pH del estómago.
- Diarrea asociada a Clostridium Difficile.
- Alteración de la absorción de algunos fármacos como disminución de la absorción de ketoconazol, itraconazol, la misma vitamina B12 y calcio y un aumento de la absorción de digoxina, furosemida, ácido acetilsalicílico y nifedipino.
- En tratamientos prolongados (que es el principal problema en la actualidad) la disminución del pH gástrico (hipoclorhidria) conlleva alteraciones a nivel digestivo tales como mayor presencia de infeccions por Helicobacter Pylori y alteraciones de nuestra microbiota y de forma secundaria alteraciones de la permeabilidad en la mucosa digestiva, sobrecrecimientos bacterianos (SIBO)…
Sustitución
Con lo que se ha comentado en este artículo se puede intuir que la toma prolongada de omeprazol en caso innecesario puede conllevar más efectos perjudiciales que beneficiosos.
La hipoclorhidria que genera la toma de omeprazol puede ser el principal problema en el momento de intentar abandonar el tratamiento por lo que es recomendable seguir un protocolo para minimizar los posibles efectos molestos de la retirada del fármaco.
El protocolo de retirada del omeprazol debe ser controlado por su profesional de salud de confianza para realizar el correcto seguimiento y valorar el ritmo de retirada.